viernes, 23 de mayo de 2014

una noche más

el teléfono tardó en sonar. Ya incluso me estaba preocupando de lo mucho que tardaba. Eran las dos y diez y aún no se había oído la vibración de ningún móvil ni el estridente pitido del teléfono fijo. Pero sonó, sonó justo cuando iba por la página 123 del libro que me estaba leyendo y la protagonista iba a besar por fin al chico de sus sueños. Vamos, que tardó en llamar pero tuvo que hacerlo en el momento justo. Empezábamos bien.
Me asomé al salón y me encontré a mi madre al aparato, moviéndose rápido y con cara de preocupación. Que pereza me daba consolarla una vez más. Pero bueno, a fin de cuentas es lo que toca, no? Me acerqué a ella y le pregunté que qué ocurría, finjiendo lo preocupada que estaba. Me dijo lo de siempre, como si se tratara de alguna novedad. Le di un par de palmaditas en el hombro y le miré con cara de “déjamelo a mi que yo controlo”
-diga? – dije una vez puesto el teléfono sobre mi oreja. Un sonido incomprensible sonó al otro lado de la línea. –hombre, popy! Cómo estás? Todo bien por Lanzarote?- Entre sollozos y gruñidos tan solo logré entender “tienes voz bonita” “cuanto te quiero” “ay mi niña” “que si el bar” “que si el móvil y la cartera” y “que si el taxi”.
-entiendo- le dije yo. Y tu colega no anda por ahí contigo, no? Solo obtuve como respuesta un sollozo               que se asemejaba más a un graznido que a otra cosa.
-qué pasa? Que te cuenta?- preguntó mi madre, preocupada.
-tranqui, mami – le dije yo, devolviéndole el móvil. – Resulta que popy se ha puesto de vino hasta las cejas, ha perdido el móvil y la cartera en un bar, y ahora está solo y perdido sin encontrar ningún taxi que le lleve de nuevo al hotel.
-ay dios pobrecito… estará bien? – dijo ella, llevándose las manos al pecho. Yo arqueé una ceja.
-que si estará bien? Sabes quien no estará bien? El taxista que se preste a llevarlo, cuando le vomite dentro del coche. Ese si que estará jodido.

Y dicho esto, volví a mi libro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario